Mi camino hacia el Health Coaching
De chica entendí algo que no mucha gente se plantea hasta grande: que una de las relaciones más importantes que vamos a tener en la vida es con nosotros mismos.

El amor propio como brújula
Cuando me preguntaban a quién amaba, me incluía. No como un acto de ego, sino de certeza. Para mí era natural: si iba a caminar esta vida conmigo, ¿cómo no llevarme bien con quien soy?
Esa idea me acompañó siempre. Fue mi brújula en momentos de duda, en los grises, en las curvas inesperadas. Saber que conmigo sí contaba, fue lo que más me sostuvo.
Del derecho al bienestar
Primero estudié abogacía. Quería ayudar a resolver conflictos, a que el dolor no se acumule tanto. Pero algo no cerraba. Llegaba tarde: cuando el conflicto ya había explotado, cuando la herida ya dolía.
Yo quería llegar antes. Antes de que alguien se olvide de sí. Antes de que el amor propio quede en pausa.
El coaching como destino
Entonces llegó el coaching. Primero como búsqueda personal, después como una manera de acompañar a otros. Me formé, aprendí, investigué. Y descubrí que no se trata de «arreglarnos», sino de volver a habitarnos, de volver a escucharnos.
Hoy soy Health Coach, y mi trabajo es entrenar contigo esas habilidades que muchas veces no son la prioridad de la enseñanza: cómo escucharte, cómo cuidarte, cómo poner límites, cómo alimentarte sin culpa, cómo descansar, cómo diseñar una vida que te quede cómoda, cómo hacer un traje a medida con tu pasión.